En los años 60, Paco Peña, un virtuoso guitarrista cordobés originario de El Potro, ya había conquistado los escenarios más prestigiosos del mundo con su cautivadora interpretación del flamenco. Tras establecerse en Londres, compartió escenario con leyendas como Jimi Hendrix, dejando una profunda impresión en los exigentes públicos de la capital británica y de Nueva York, en emblemáticos recintos como el Royal Albert Hall y el Carnegie Hall. Además de su destacada carrera como intérprete, Peña se dedicó apasionadamente a transmitir su conocimiento y amor por el flamenco, fundando escuelas y ofreciendo cursos en diversos países europeos.
Fue durante su participación como docente en el Festival Internacional de Guitarra de Castres, en el sur de Francia, organizado por el promotor Robert Vidal, donde Paco Peña sintió la necesidad de crear un festival en su ciudad natal, la hermosa Córdoba. Este lugar especial, donde regresa durante varios meses al año, fue la fuente de inspiración para dar vida a un evento único. Así nació la idea de un festival que celebrara la riqueza y la pasión de la guitarra flamenca, uniendo a artistas de renombre y talentosos músicos emergentes en un ambiente mágico y vibrante.
Y así se hizo, Paco Peña fundó el Centro Flamenco en Córdoba y organizó el Primer Encuentro Flamenco en la Posada del Potro. Aunque no recibió apoyo financiero público, logró financiar el evento por su cuenta. El encuentro contó con la participación de artistas locales y atrajo a cerca de 100 alumnos extranjeros interesados en el flamenco. Fue respaldado por los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores. La plaza del Potro se convirtió en un lugar de encuentro para aficionados y profesionales de diversas nacionalidades. El objetivo era acercarse a la cultura flamenca y dominar su técnica en la guitarra.
El programa se diseñó para que los estudiantes adquirieran un conocimiento sólido y auténtico del flamenco, brindándoles la confianza necesaria para progresar en su carrera. Durante seis días intensivos de trabajo de guitarra, se exploraron nueve temas esenciales. Estos incluyeron el compás, las falsetas, los toques flamencos básicos y sus variantes, el fandango y sus derivados, los toques de origen no andaluz, el acompañamiento al cante y al baile, así como la técnica general y el método de estudio del guitarrista flamenco.
Fue en el año 1981 cuando Paco Peña concibió y dio vida a lo que se convertiría en el evento supremo de la guitarra, reconocido en todo el mundo. En sus primeros años, llevaba el nombre de Encuentro Flamenco, pero tres años después de su creación, el Ayuntamiento asumió la responsabilidad de su organización.
Durante esas jornadas, las noches en la plaza del Potro eran escenario de debates, intercambios de opiniones y melodías entre alumnos, profesores y músicos. Tal y como señalaba el propio Peña en un artículo publicado en el libro conmemorativo de los 25 años del Festival de la Guitarra, editado por el Ayuntamiento de Córdoba, la guitarra resonaba con el flamenco, pero también se exploraban otras culturas sorprendentes. Había un checoslovaco que utilizaba la guitarra como un piano, produciendo más notas de las que parecía posible; un estadounidense que encontró en el flamenco una pasión aún más intensa que el blues con el que había crecido; una chica holandesa que, en plena madrugada, sacaba una quena andina de la nada y llenaba la plaza con la melancolía de los pueblos indígenas. Y al amanecer, incluso el recogedor de basura dejaba su trabajo temporalmente para conmover al público con una «seguiriya» que erizaba la piel.
Este acontecimiento único en el mundo, que se extiende a lo largo de dos semanas repletas de música y pasión, se distingue por ofrecer una amplia gama de conciertos dedicados a la sublime sonoridad de la guitarra en todas sus variantes: desde la intensidad flamenca hasta la refinada melodía clásica, sin olvidar los acordes vibrantes de la guitarra eléctrica y el eco melancólico de la guitarra acústica. Es un auténtico festín musical que deleita los sentidos de los amantes de este icónico instrumento.
El Segundo Encuentro Flamenco recibió un importante respaldo por parte de la Dirección General de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores. Se concedieron seis becas de 35.000 pesetas cada una a estudiantes seleccionados por el Centro Flamenco Paco Peña, con la evaluación de un jurado conformado por destacados guitarristas internacionales. Esta ayuda fue considerada de gran valor, ya que evidenciaba el reconocimiento del Ministerio de Asuntos Exteriores hacia el trabajo artístico y cultural realizado, además de respaldar la proyección internacional de esta iniciativa.
Paco Peña propuso la creación de un festival internacional en Córdoba, debido al crecimiento del Encuentro Flamenco. La idea de este ambicioso proyecto se venía madurando desde hace años, buscando dar vida a un evento de música de carácter internacional en una ciudad con un destacado legado cultural. La programación de 1983 serviría como base para el festival, pero se requeriría la colaboración de diversas fuerzas, no solo locales, sino también regionales y nacionales. Con el tiempo, esta propuesta se convertiría en realidad.
En 1984, el Ayuntamiento de Córdoba se une a la organización del Festival de la Guitarra, reconociendo su importancia. Paco Peña sigue siendo el director artístico y se ofrecen cursos de guitarra flamenca, danza española y flamenca, y guitarra clásica. El festival atrae a 240 alumnos de 30 países, convirtiéndose en un encuentro multicultural.
El Festival de la Guitarra de Córdoba de 1984 destaca por su variedad y expansión. Se programan 15 conciertos y espectáculos en diferentes escenarios, incluyendo el Patio de los Naranjos y el antiguo Ayuntamiento. Se presentan géneros musicales que van desde el folclore sudamericano hasta la guitarra clásica, pasando por el flamenco. La actuación de Paco de Lucía es especialmente memorable.
El evento recibe cobertura mediática nacional e internacional. El crítico Ángel Álvarez Caballero del diario El País elogia especialmente de manera superlativa las actuaciones de Chano Lobato, Falú, Paco Peña, Benjamín Verdery y su esposa Rie Schmidt.
El Festival Internacional de la Guitarra de Córdoba se ha convertido en un referente cultural en constante crecimiento. Su fusión de géneros, participación de artistas destacados y cobertura mediática contribuyen a su éxito y proyección. Cada edición supera las expectativas, enriqueciendo la experiencia para los asistentes y promoviendo el intercambio cultural.
El festival sigue siendo un evento imprescindible en el calendario cultural, difundiendo el arte flamenco y otros géneros musicales. Su compromiso con la excelencia artística asegura su relevancia tanto a nivel local como internacional.
Durante sus más de tres décadas, el Festival de la Guitarra de Córdoba ha sido testigo del virtuosismo de destacados guitarristas provenientes de diversos rincones del mundo. Personalidades de renombre como Bob Dylan, Mark Knopfler, Pat Metheny, Sting, Joe Bonamassa, Larry Coryell, Carlos Santana, John McLaughlin, Víctor Pellegrini, Joe Satriani, Chuck Berry, B.B. King, Gary Moore, John Mayall y John Fogerty, entre muchos otros, han dejado una huella imborrable en este evento musical. Además, no podemos pasar por alto la destacada participación de talentosos artistas españoles como Vicente Amigo y Tomatito, quienes han aportado su maestría a la enriquecedora programación del festival. Sin embargo, si hay un nombre que se erige como emblema indiscutible del Festival de la Guitarra de Córdoba, ese es el del maestro Paco de Lucía, considerado una verdadera leyenda en el mundo de la guitarra.
En los últimos años, el Festival de la Guitarra de Córdoba ha encontrado su hogar en tres escenarios principales: el Gran Teatro, el Teatro Góngora y el Teatro Axerquía. Sin embargo, la guitarra no se limita a estos tres lugares, sino que también se aventura a visitar plazas concurridas de la ciudad, como la emblemática Plaza de San Agustín, para atraer la atención de locales y visitantes por igual. Además, no se puede pasar por alto su presencia en lugares mágicos como el encantador Patio de los Naranjos o el histórico Palacio de Orive.